viernes, 21 de septiembre de 2018

El Pacto.

Creo haber soñado hace mucho tiempo haber estado bailando a oscuras y en silencio, haber llorado en el suelo bajo un librero al quedar aplastado por cientos de objetos. La verdad estaba dopado y entre la droga y la imaginación muchas cosas se diluyen.

Recuerdo haber estado con personas que hace mucho no veía, había de todo; personas de mi infancia, familiares, compañeros y mascotas. Mis tortugas conversaban entre ellas rememorando los difíciles tiempos de sus últimos días, mis compañeros de la primaria estaban presentes, cuchicheaban cosas sobre mí pero ahora poco me interesaba, también estaba mi difunta abuela materna, ella conversaba con mi abuelo paterno sobre mis padres y las dudas que solían tener con ellos, parecían arrepentidos por varias cosas pero finalmente aliviados.

El salón era enorme, con pilares románicos por aquí y por allá, con una barra en una esquina dónde mis tíos parecían estar muy enganchados y sonrientes. Fuera, un jardín con muchas plantas, arboles y enredaderas que formaban otros pilares encausados a un pequeño trono bastante sencillo y sin grandes ornamentos, ahi sentado estaba un niño, muy elegante con unos pantalones cortos, un pequeño saco y una capa azul cubriendo su mano derecha mientras, con la izquierda, sostenía una pluma. Me acerqué a él.

-¿Qué haces aquí? -dijo sin mirarme- Creí haberte visto marchar hace mucho.
-Algo no me no me lo permite supongo, he pasado por aquí un par de veces y nada parece cambiar, hay varias cosas que sinceramente poco o nada me interesan, y ciertamente también quiero marcharme.
- Has intentado tirarte por el váter?
- No creo sea buena idea
- has intentado salir por la puerta??
- Pero sí aquí no hay puerta...
- Ya, bueno, pero bien podrías buscar una, sino ¿cómo han entrado todos ellos? Yo jamás les invité.
Cansado me senté a los pies del trono mirando a la misma dirección que el niño, recargue un brazo en el posa-brazos y recosté mi cabeza junto a él. Me sentí su mascota.
- Tú nunca tuviste intenciones de hacer esto -dije- hasta la fecha no sabes nada de ellos, crees saberlo pero sólo de manera general
-¿¿Y qué hay que saber?? Bastante me he enterado con tan sólo mirar; Tíos ebrios que se odian y se envidian, primos estúpidos con los cuales poco o nada de intereses comparto, niñas que idealizan su futuro y niños que no saben cómo actuar salvó por personajes inexistentes que han mirado en el televisor, padres incomprendidos, hermanos ausentes, y viceversa, ¿quieres que siga?... Así es esto, prefiero no mentirnos.
-Pero no me puedes negar que esto se ha vuelto aburrido. Una pregunta ¿Qué tanto sabes de nosotros?
-Lo sé todo.

El niño nos conocía, molestos con nuestro pasado, inconformes con nuestro presente y desinteresados por nuestro futuro. Bien podía quedarme ahí sentado a sus pies hasta que emergiera un nuevo trono para mí. Algún día, tal vez, sucedería algo, pero aquello era poco probable y estaba cansado de esperar. Algún día tal vez esto terminaría, un pilar de pronto cedería y todo empezaría a caer, pero tampoco quería que eso pasará, quería irme de la fiesta, pero no podía dejar este niño enfermizo y raro solo, podría matarnos si lo hacía, después de todo era el rey. Además no había puerta.
Giré la cabeza lo suficiente para mirar su rostro y dije.

-Dime, ¿¿qué tal si me dejas a cargo de todo?? Tal vez pueda mejorar algo.
-¿Y tú qué harías en mi ausencia? Qué sabes tú qué no sepa yo y que por consiguiente puedas hacer diferente? Lo único que puedes hacer es sentarte en este trono y seguir mis pasos tal cómo lo he ido haciendo todos estos años.
- Tal vez pueda empezar por dejar de mirar, bien sabes cómo son todos y nada de trabajo costaría encajar.
- ¿Y cuál es el fin? ¿Qué ganas con manipularlos? ¿Quieres algo que no tengas? ¿Qué pueden darte ellos que sea realmente valioso sí bien sabes que su opinión poco o nada nos importa y es lo único que realmente pueden ofrecer que de verdad es de ellos?
- ...¿Recuerdas aquella chica?...
- ¿Cuál, la del rimel o la de las flores?
- Bien sabes cuál
- Y que tiene?
- La manipulamos, lo hicimos, cada palabra y conversación iba encausada, le conocías mejor que ella a sí misma, nunca dijimos nada al azar, enviamos mensajes mediáticos de distintas formas para lograr fines egoístas y absurdos que ahora poco importan... ¡Lo hicimos, hicimos algo terrible, la enloquecimos y lo sabes, lo hicimos con todas, pero en especial con ella! desde ahí jamás pudimos volver a tener algo tangible que nos mantuviera satisfechos y lo peor es que no derramaste lágrima alguna cuando se marchó... Así que no preguntes que es lo que quieres de ellos que no tengamos ya porque esa respuesta hace mucho que la conocemos...
- ...¿Y qué propones pues?...
- No nos mentiré, es obvio que nunca nos hemos llevado bien con nadie, el aislamiento no hizo mucho bien, tan sólo nos hizo desarrollar un gusto raro por lo peculiar. Pero estoy seguro que hay algo más, algo interesante que nos mantendrá ocupados, lo hemos divisado de vez en cuando, tan sólo hace falta algo de interés. Te propongo que duermas debajo, en el sótano, descansa y ya te llamaré cuando sea necesario.
- ¿Y sí despierto?
- No te dejaré salir, pondré cajas repletas de drogas y placebos que te mantendrán adormecido en lo profundo de este suelo.
El salón comenzó a temblar, los invitados que nadie había invitado, comenzaron a gritar. El trono comenzó a deshacerse y a lo lejos se miraba un ente, algo extraño nos miraba a ambos dudando de aquel acuerdo, hubo una sacudida en vertical y de pronto cesó.
- Bien -dijo el niño- pues lo hecho, hecho está.

Lentamente se levantó del trono, miró a sus invitados, abrió la trampilla del sótano y tranquilamente descendió. Inmediatamente puse un par de cajas encima, me dirigí a los invitados que nadie invitó y con un breve discurso los despedí, después subí las escaleras, abrí una puerta y me marché por fin.

Desperté. Tenía un librero encima y mis libros dispersos por la habitación. Empujé el librero, busqué mis cigarros debajo de algún libro, tomé uno, lo encendí con un par de cerillas, y miré por la ventana para darme cuenta que el crepúsculo se había vuelto un amanecer.
- YO, Mi otro YO. Diálogos.

martes, 3 de julio de 2018

Anoche tuve un sueño... una pesadilla...

Anoche soñé que me trataban como una mujer.

Sin importar si decidía ir muy cubierta o destapada aun sentía que no era mi decisión, porque aun sentía la mirada repugnare al caminar por la calle junto con opiniones ajenas por las que no pregunté, cualquiera con quien hablaba miraba mi culo y mis genitales mientras falsamente alababan mi sonrisa... Al llegar a la escuela escuchaba a lo lejos un comentario de mi cuerpo, no sabía si para bien o para mal pero la incertidumbre me mataba, me hacía sentir insegura conmigo y optaba por ignorar.

En las noches cuando tenía ganas de tener sexo me sentía promiscua y era muy cuidadosa al dar paso a relaciones sexuales, tenía miedo a quedar embarazado y que nadie me ayudara, así que sólo me masturbaba en silencio por las noches, sin tampoco poder mirar porno ya que sólo habían personas de mi sexo siendo cogidos, por otra parte no podía imaginar a un hombre decente con el cual fantasear así que comencé a imaginar a alguien inexistente...

Sentía que era una muñeca viviente, incluso intenté arreglarme para que los comentarios no fuesen negativos con relación a mi aspecto, ahora necesitaba de su aprobación para sentirme completo, pero aquello era contraproducente, se volvían más agresivos cada vez y en muchos casos sentí que llegarían a la violencia física, tenía miedo de que me violaran, a veces tan sólo quería quedarme en casa ya que poco confiaba en las personas y era el único lugar en el que me sentía seguro... sentía que la mayoría sólo quería coger, un "hola" empezó a significar más que eso, me volví paranoico, enloquecí con los días, me volví violento y las personas se volvían cada vez más agresivas de manera verbal... cuando ya no supe qué hacer intenté refugiarme en colectivos de mi genero pero aquello era sufrir una degradación mayor por parte de otros de mi genero y aun más del opuesto, entonces... entonces... entonces.... decidí matar, matar por desesperación, por algo de respeto.

Cierto día en el metro, esperé alguna persona incauta que osara rozar alguna de mis piernas, uno lo hizo, le clave una navaja en el pecho una y otra y otra vez mientras gritaba mi desesperación a los alrededores, me sentía temido, violento y prepotente... de alguna forma me sentí libre, pero no era la libertad deseada, ahí tan sólo había gritos de personas y sirenas de patrullas. Los policías entraron al vagón, me sujetaron mientras aprovechaban para tocarme del pecho y mis genitales, le mordí la nariz a uno mientras le gritaba "es el precio por tocarme" cerré los ojos mientras gritaba y me arrastraban por el andén y entonces.... entonces desperté.

Esta tarde salí a la calle y no podía evitar sentir una culpa inexpresable, sentía que había estado haciendo algo muy vergonzoso durante mucho tiempo, tanto que me costó sostenerle la mirada a una mujer...incluso a mi madre.

sábado, 21 de abril de 2018

La vida sin padres.

Carla y yo siempre hemos sido muy distantes desde que papá se fue. Carlota es mi madre. Recuerdo que antes, cuando era niña, papá solía llevarnos a la ciudad y solía recostarme en el asiento trasero mientras jugaba y escuchaba la algarabía de las calles por la tarde, mamá sonreía como toda una modelo mientras papá sostenía un cigarrillo con el brazo fuera de la ventanilla, y siempre, al llegar, papá abría mi puerta del coche y extendía su mano para que la tomara al bajar. Mamá era cariñosa, afectuosa conmigo y sobre todo con papá, ella cantaba canciones de "x" por la mañana y algunas veces me decía que de joven conoció a varios artistas cuando trabajaba en la cafetería del auditorio nacional aqui, en méxico, y que llegó a conocer a muchos más artistas de su época llegando incluso a almorzar con ellos en algunas. Papá por otra parte, era muy serio la mayor parte del tiempo, excepto conmigo, cuando me hablaba siempre sonreía y al llegar del trabajo me contaba una parte de su día en voz alta para que mamá lo escuchara desde la cocina, a papá le gustaba contar historias extrañas acerca de su vida, me contaba historias de fantasmas, ladrones, magos y demás villanos contra los cuales luchó alguna vez en su vida... en conclusión, ambos se amaban, ambos me amaban...

Cuando él se fue, mamá se volvió distante, solía pasar el día en su habitación mirando el coche por la ventana, miraba cada parte, observaba cada rasguño y abolladura en él, cada mancha y desperfecto hasta el más mínimo detalle, juraría que mamá podía dibujar cada parte del coche sin siquiera volver a mirarlo. Cierto día le pregunté por la partída de papá, mamá me miró con reproche, con tristeza, y jamás volví a preguntar por él, aunque no tardé en saber por qué se fue, lo cual no fue difícil ya que cuando se es un infante escuchas toda clase de conversaciones ajenas sin miramientos, siempre y cuando no sea sexo. Con el tiempo, mamá se volvió errática en casa, cosa que no pasaba fuera donde era muy lucida y amable con todos, lo mismo pasó conmigo, tuve amigas y salía muy de vez en cuando con ellas, pero al llegar a casa prendía la luz de la sala, me preparaba algo de comer, y en cuanto terminaba, me dirigía a mi habitación, hacía todo sola mientras mamá desde su habitación, de nuevo, miraba el coche de papá aparcado abajo en el patio.

La secundaria fue muy aburrida y cuando entré a la preparatoria empecé a pasar poco tiempo en casa, me iba por las mañanas y llegaba por las noches, comía fuera y lo único que hacía en casa era dormir, tenía libertad de hacer y deshacer, mamá sólo dejaba dinero en la mesa y algún recado con alguna orden o sugerencia antes de irse a trabajar. La rutina era interesante para mí, me había acostumbrado a mi madre y supongo que ella a mí.

Cuando me mude, no volví a ver a mamá, según escuché, seguía trabajando y los fines de semana se le veía bebiendo en un café cerca del metro San cosme. Nunca volvió a juntarse. Yo estuve un par de años intentando tener una relación, algunas fueron muy serias, otras se sintieron como un error, y algunas tantas como algo pasajero. Sinceramente nunca pude amar. La vida se me pasó en un abrir y cerrar de ojos, ahora estoy cerca de los treinta, rento un departamento y trabajo cerca de aquí, no hago mucho por las tardes y los fines de semana tomo clase de piano y la semana se repite.

Hace poco me llamaron, me dijeron que mamá no se había presentado al trabajo y que no se le veía en casa desde hace un mes, la persona que levantó el reporte fue la señora Vargas, la vecina de enfrente y amiga de antaño de mi madre. Ese día pedí permiso en el trabajo para ausentarme algunos dias la siguiente semana. Al llegar a casa de mamá, no había nada fuera de lugar, todo seguía tal como cuando me fui, lo único que no estaba era el auto de papá, ese día me recosté en su cama y dormí, no desperté hasta al día siguiente, tal vez por el exceso de fatiga o tal vez por algo más, pero nunca había tenido un sueño tan profundo como aquella noche...

Hoy me llegó una carta de veracruz fechada de hace cuatro dias con el nombre de mamá. En la carta estaba escrito lo siguiente:

"Como no sé tu dirección, he decidido mandar esta carta a casa para el día en que vengas.

Disculpa haberte dejado sola. Sabes, tu padre y yo teníamos tantos planes para ti, yo quería que fueras Cantante o Actriz como Lola Beltrán, y tu padre quería que estudiaras Arquitectura como tu abuelo, al final no fuiste ni lo uno ni lo otro. Me sentí orgullosa de saber que te habías graduado de la universidad, espero no te moleste pero, cuando te mudaste, fui a la universidad y pedí una copia de tu foto, la coloqué en la repisa de la sala. Me la he llevado, también el auto de tu padre, lo he reparado...

Nunca hablamos de tu padre desde que se fue, lo que pasó con tu padre ese día después de haberte dejado en la escuela, nunca quise hablar de ello, nunca le conté a nadie. Tu padre iba en la autopista y al conductor de adelante se le desinfló una llanta delantera haciendo que perdiera el control. Tu padre, al intentar evadirlo, giró a la izquierda justo enfrente de un trailer que se incorporaba desde la desviación. Murió al instante.

Estoy cansada, hija mia, estoy exahusta del silencio y he querido sincerarme contigo, soy tu madre y tengo miedo de ti, de tu rechazo, quisiera hacer tantas cosas que no hice, quisiera poder tomar de nuevo tu pequeña mano y llevarte a la escuela, darte un beso en la mejilla y despedirme de ti, quisiera haber estado para ti cuando tuvieses dudas, quisiera poder abrazarte cuando hubieses tenido un mal día, quisiera tantísimas cosas, pero ahora eres una mujer adulta, has hecho tu vida y yo no estoy en ella...

Adiós, mi niña."

Cerré la carta, la dejé en la repisa y me dirigí a su habitación. Esa noche me encerré en su habitación, me bebí las botellas de papá, tiré los muebles, rompí las fotos, tiré al suelo la ropa de ambos, azoté contra la pared todo lo que veía a mi alrededor. Me volví loca. Me sentí ultrajada ya que, como una burla, el mundo se había reído de mí y me había robado todo, por primera vez sentí una perdida, me habían robado una vida que nunca tuve, me habían robado lo que pude haber sido, me quitaron a mi padre y me apartaron de mi madre, me dejaron huérfana, y después de años me regresaron una madre dolida, arrepentida y desaparecida. No hay nada peor que sentir el peso de una vida desperdiciada, de una vida sin amor...

Al final, borracha, con los ojos hinchados, tirada en el suelo, miré la foto con mis padres, colgada en lo alto de la habitación con el cristal roto, deseando que este fuese un mal un sueño de una niña que está por despertar...